En medio de una división política sin precedentes, Chile se enfrenta a un escenario de profunda división en torno al proceso de redacción de una nueva constitución. La elección del Consejo Constitucional el pasado domingo ha dejado en evidencia una Chile polarizada: aquellos que buscan sepultar la Constitución Política vigente desde la época de Pinochet, y aquellos que buscan reivindicarla.

El punto de partida de esta fractura puede rastrearse en dos decisiones personales que marcaron un antes y un después en la historia reciente de Chile. La primera de ellas se remonta al 31 de mayo de 2016, cuando el entonces diputado José Antonio Kast renunció a la UDI, el partido conservador y pinochetista más prominente en ese momento. Con un grupo de disidentes, Kast fundó un nuevo partido político que se ubicaba aún más a la derecha, considerando que la coalición de derecha existente se había «aggiornado» y traicionado el legado del dictador.

La jugada política de Kast parecía arriesgada, pero en su primera candidatura presidencial en 2017 logró obtener el 7,9% de los votos, quedando en cuarto lugar. Desde entonces, su partido político, el Partido Republicano, ha ido ganando apoyo y protagonismo, alcanzando el 35% de los votos en la última elección, lo que podría llevar a una inesperada resurrección de la Constitución de Pinochet.

Por otro lado, la segunda decisión clave fue tomada por el joven diputado Gabriel Boric el 17 de marzo de 2021. A pesar de los obstáculos, Boric logró recolectar las firmas necesarias para postularse como precandidato presidencial, enfrentándose al entonces popular alcalde Daniel Jadue en las elecciones primarias de la coalición progresista. Boric, quien había demostrado su capacidad para sorprender en el pasado al ganar la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, emergió como el candidato presidencial de la nueva izquierda.

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Una de las principales promesas de Boric era llevar a cabo una nueva Constitución, algo que contaba con el respaldo de la mayoría de los chilenos tras el estallido social. Sin embargo, su gobierno se ha visto afectado por problemas económicos y una creciente inseguridad ciudadana, lo que ha llevado a un desencanto generalizado y a una disminución de su popularidad. Ahora se enfrenta a la posibilidad de tener que aprobar una constitución liderada por la derecha pinochetista, lo que podría ser considerado como una de las peores pesadillas de su mandato.

Con seis elecciones en el período comprendido desde aquellos eventos y con un escenario político altamente polarizado, Chile se encuentra en una encrucijada crucial. El próximo plebiscito marcará la definición entre aquellos que desean mantener la Constitución de Pinochet y aquellos que apoyan una nueva carta magna. El destino del país está en juego y solo el tiempo dirá cuál será el veredicto final.

Redacción DHH con información pública de elcomercio.pe

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