EE.UU. ha intensificado la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro al duplicar la recompensa ofrecida por su arresto, elevándola a 50 millones de dólares. Sin embargo, esta agresiva medida se enmarca en una estrategia que carece de precedentes directos para la captura de un dictador en funciones mediante una recompensa, y contrasta marcadamente con las recientes flexibilizaciones que permiten a empresas como Chevron reanudar operaciones petroleras en el país.

08/07/2025.
La recompensa por Maduro: una herramienta sin equivalente histórico
La fiscal general de EE.UU. , Pam Bondi, anunció un aumento a USD 50 millones por información que conduzca al arresto de Nicolás Maduro, acusándolo de conspiración narcoterrorista y tráfico internacional de cocaína. Bondi ha afirmado que Maduro utiliza organizaciones como la Tren De Aragua, el Cártel de Sinaloa y el Cártel de los Hijos para introducir drogas y violencia en EE. UU., y que la DEA ha incautado 30 toneladas de cocaína vinculadas a su red, con casi siete toneladas directamente relacionadas con él. Además, el Departamento de Justicia ha incautado más de 700 millones de dólares en activos vinculados a Maduro, incluyendo aviones y vehículos.
No obstante, consultamos a Chat GPT si anteriormente se ha dado una captura de un presidente en ejercicio por alguna recompensa, y la IA subraya que no existe un precedente exacto de un dictador activo en el poder, como Maduro, que haya sido capturado directamente por una recompensa internacional sin antes perder el control de su país o ser derrocado. Las recompensas de este tipo son consideradas más bien una herramienta de «guerra jurídica, psicológica y diplomática» que un mecanismo efectivo por sí solo. Se estima que la recompensa podría desempeñar un papel clave en su captura solo si Maduro pierde el poder o es derrocado.
Antecedentes de capturas: acción directa vs. recompensas
El historial de líderes autoritarios o criminales de guerra capturados muestra que las operaciones exitosas a menudo han involucrado acciones militares directas de EE.UU. o han ocurrido después de la caída de los regímenes:
- Manuel Noriega (Panamá, 1989): Fue capturado tras la invasión directa de Panamá por parte de Estados Unidos (Operación Causa Justa), no principalmente por una recompensa, aunque la DEA sí ofreció dinero por miembros de su red. Noriega se refugió y luego se entregó.
- Saddam Hussein (Irak, 2003): Aunque EE. UU. ofreció 25 millones de dólares por información que llevara a su captura tras invadir Irak, fue encontrado y capturado por tropas estadounidenses. No se sabe si la recompensa fue decisiva o si alguien la cobró.
- Radovan Karadžić y Ratko Mladić (Bosnia): Estos líderes militares, acusados de crímenes de guerra y genocidio, vivieron ocultos por años. EE. UU. y la OTAN ofrecieron recompensas multimillonarias, y fueron arrestados en Serbia en 2008 y 2011 respectivamente. Sin embargo, no eran dictadores activos en el poder, sino fugitivos.
- Muamar Gadafi (Libia, 2011): Fue capturado y asesinado por rebeldes durante la revolución libia y los bombardeos de la OTAN, después de perder el control de su país. El Consejo Nacional de Transición ofreció una recompensa, con apoyo indirecto de EE. UU., pero no fue una operación formal impulsada por la recompensa como las de Hussein o Noriega.
Estos casos demuestran que, en la práctica, las capturas de figuras de alto perfil se han logrado a través de intervenciones directas o tras la pérdida de poder de los individuos, más que por el pago de recompensas a terceros por un dictador que aún ostenta el control.
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La contradictoria relación con Chevron: ¿Presión o negocio?
Simultáneamente a la escalada de la recompensa por Maduro, EE.UU. ha dado pasos para aliviar las sanciones petroleras sobre Venezuela, permitiendo el retorno de operaciones clave. A finales del mes pasado, el Departamento del Tesoro de EE. UU. autorizó a Chevron a operar nuevamente en Venezuela, exportar su petróleo y realizar intercambios con la estatal PDVSA mediante una licencia restringida que prohíbe pagos directos al gobierno venezolano.
Esta decisión ha llevado a que los tanqueros fletados por Chevron comenzaran a regresar a aguas venezolanas segun informa Reuters en este link, Chevron-chartered tankers begin returning to Venezuela after US license, shipping data show | Reuters, con expectativas de reanudar las exportaciones de petróleo a EE. UU. más tarde este mismo mes. Esta autorización se produce después de que la administración Trump había bloqueado previamente las perforaciones de Chevron en Venezuela mediante sanciones.
La coexistencia de una recompensa sin precedentes por la captura del líder venezolano y la reactivación de lucrativos acuerdos petroleros con su país, aunque con restricciones, genera una dinámica compleja y aparentemente contradictoria en la política exterior de Estados Unidos hacia Venezuela. Esta dualidad sugiere una estrategia multifacética que combina la presión judicial y diplomática con intereses económicos, dejando entrever que la recompensa por Maduro es solo una pieza en un juego geopolítico mucho más amplio.
Redacción Albitrio Fabrepe para DHH.
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