El Ejército de Colombia, una vez símbolo de respeto y devoción nacional, enfrenta una crisis sin precedentes que amenaza con socavar sus fundamentos. La salida abrupta de más de 60 generales, en medio de cambios políticos liderados por el Gobierno Petro, ha dejado a la institución militar en un estado de desmoronamiento acelerado.

11/13/2023. El declive comenzó con la implementación de nuevas políticas por parte del presidente Petro y su ministro de Defensa, Iván Velásquez. Las políticas afectaron drásticamente el aparato de inteligencia y contrainteligencia, que pasó de ejecutar operaciones cruciales a quedar paralizado por denuncias de corrupción, obsolescencia y falta de mantenimiento de equipos. La moral de los oficiales y agentes de inteligencia ha caído en picada, sumiendo al Ejército en una crisis sin precedentes.

Las grandes operaciones, que alguna vez fueron el orgullo de la institución, se han convertido en un recuerdo lejano, especialmente después del cese al fuego bilateral con grupos criminales. Lo preocupante es que la aparente caída del Ejército podría estar siguiendo un guion preestablecido.

En el epicentro de la tormenta se encuentra el comandante del Ejército, el general Luis Mauricio Ospina, quien se encuentra bajo un escrutinio intenso por ordenar investigar al profesor de inglés Leonardo Colmenares, esposo de su esposa. Un grupo de inteligencia y contrainteligencia, compuesto por al menos 13 personas, fue desplegado para seguir ilegalmente al ‘Teacher’, según reveló SEMANA con pruebas, confesiones, audios e imágenes impactantes.

La Fiscalía y la Procuraduría han iniciado investigaciones sobre este escándalo, que involucra no solo al comandante del Ejército sino también a otros altos oficiales de inteligencia y contrainteligencia cuyos nombres aparecen en las pruebas. Entre ellos se encuentran el mayor Mauricio Campos, el teniente coronel Johan Gelvez y el coronel Deibe Alexander Coca Buitrago.

El profesor Colmenares, al enterarse de los seguimientos ilegales, confrontó al general Ospina, acusándolo de orquestar un montaje y de ser un peligro para el país y el Ejército Nacional. Mientras tanto, el mayor (r) del Ejército Jorge Castillo, con una destacada carrera en inteligencia y contrainteligencia, denunció la existencia de una «red criminal» dentro de la institución.

Castillo reveló la presencia de carpetas, pruebas, redes y perfiles falsos en inteligencia y contrainteligencia, acusando incluso a oficiales sin credibilidad y confiabilidad de ser nombrados. También señaló la existencia de «bodegas» al servicio de esta red criminal y afirmó que los traslados y la inspección del Ejército se utilizan como herramientas de presión y persecución.

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El testimonio del mayor (r) Castillo arroja interrogantes sobre la situación en el Ejército, incluyendo la realización de falsos positivos de contrainteligencia. Otro general retirado, Jhon Rojas, denunció un montaje en su contra y prometió demostrar su inocencia, señalando a aquellos que estarían detrás del complot en su contra.

Mientras tanto, las tropas de Colombia enfrentan desafíos significativos, desde secuestros masivos hasta expulsiones de territorios y atracos, dejándolas desmoralizadas e incapaces de actuar y defenderse. Los retiros voluntarios se suceden, mientras una lucha de poder entre generales, marcada por el silencio ensordecedor del ministro de Defensa Iván Velásquez y del presidente Gustavo Petro, amenaza con desintegrar la institución.

En medio de esta crisis, Colombia observa con inquietud el derrumbe de una institución que alguna vez fue un pilar de fortaleza y honor. La investigación en curso arrojará luz sobre la magnitud de la corrupción y la desconfianza que han infiltrado las filas del Ejército colombiano, dejando a la nación preguntándose si se recuperará alguna vez de esta caída vertiginosa.

Redacción con IA supervisada por periodista de DHH sobre información de semana.com