México dividido en polémica reforma del sistema electoral para los comicios de 2024
Una controvertida reforma de la ley electoral mexicana impulsada por el Gobierno vuelve a debatirse en el Congreso hacia los comicios de 2024, entre nuevas protestas de la oposición ante supuestas violaciones constitucionales por un temido recorte del presupuesto, personal y atribuciones del Instituto Nacional Electoral (INE).
La politóloga Lourdes Morales, directora de la Red por la Rendición de Cuentas, dijo en entrevista con la agencia Sputnik que la prolongada transición a la democracia en el país latinoamericano comenzó hace casi medio siglo, “con reglas del juego que abrieron una pluralidad partidista a cuentagotas”.
A la reforma política de 1977 le siguieron numerosas actualizaciones que han perfeccionado el sistema electoral, reseña la académica del Instituto de Investigación en Combate a la Corrupción de la Universidad de Guadalajara.
PRESIDENCIALISMO AUTORITARIO
El sistema presidencialista autoritario que predominó hasta finales del siglo XX comenzó a ceder, al permitir la existencia formal al proscrito Partido Comunista, después de una etapa sangrienta de represión, explica la investigadora.
El modelo colapsó en la elección presidencial de 1988, con la escandalosa “caída del sistema” de cómputo, cuando el conteo tenía arriba al opositor de centroizquierda Cuauhtémoc Cárdenas.
Al volver a operar, el conteo le dio el triunfo al candidato del ecléctico Partido Revolucionario Institucional (PRI, centro): Carlos Salinas.
Esa crisis postelectoral abrió paso reformas en los años 1990, cuando se creó el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal, que “no contaba con la independencia y autonomía que tiene ahora el INE”.
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Morales recuerda que las luchas por las reformas costaron la vida a cientos de líderes populares, sobre todo de izquierdas.
El mandato de Salina termina en 1994 con la insurrección de indígenas zapatistas en Chiapas (sur), que abrió paso a la “ciudadanización de los órganos electorales, la autonomía del Tribunal Electoral, reglas de debate y equidad, pero sobre impidió al Gobierno meter la mano en el resultado”.
De aquella época datan las escenas del folclore político mexicano donde “votaban los muertos”, se practicaba el “ratón loco” para desorientar a electores, y había “urnas embarazadas” con votos falsos, entre otras trampas.
NUEVO ÁRBITRO
La confianza en la nueva credencial electoral, emitida por un órgano que no depende del Ejecutivo, la convirtió en documento equivalente a una cédula de identidad personal, documento que no existe en México.
Otra pieza importante fue la capacitación electoral de la ciudadanía para el escrutinio, conducida por un órgano autónomo, mediante una selección alfabética de apellidos, al azar.
La verificación del andamiaje evolucionó con la introducción de otro elemento clave: “los conteos rápidos, el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP)”, explica Morales.
Ese mecanismo permite conocer la noche de la elección la tendencia de la votación, mediante una muestra representativa nacional aprobada antes del escrutinio final, explica la experta.
Así comenzó hace 25 años una ola de triunfos opositores: primero llegó Cárdenas a gobernar la capital, y el PRI perdió la Cámara de Diputados en 1997.
En el año 2000, por primera vez en 71 años, la oposición llegó a la presidencia con el centroderechista Vicente Fox.
En su mandato estallaron los escándalos por el financiamiento ilegal mediante la estatal Petróleos Mexicanos (bautizado ‘PemexGate’), y del grupo privado Amigos de Fox, que empujaron más reformas.