El reciente lanzamiento de un misil hipersónico por parte de Rusia contra Ucrania pone de manifiesto las tensiones crecientes y la estrategia de Vladimir Putin de intimidar tanto a los gobiernos europeos como a la opinión pública global. Sin embargo, más allá del impacto inmediato, este acto también refleja los límites inherentes a la agresión rusa y las complejidades que rodean el conflicto.

11/23/2024.

La estrategia de Putin: amenazas calculadas

Desde el inicio de la invasión a Ucrania, Rusia ha buscado sembrar pánico y divisiones entre los aliados occidentales mediante amenazas implícitas y explícitas de una escalada nuclear. No obstante, el uso de armas nucleares sigue siendo altamente improbable. Putin, pese a su retórica beligerante, entiende que una guerra nuclear representaría la autodestrucción del planeta y el fin de su propio régimen.

El lanzamiento de misiles hipersónicos, tecnología avanzada que busca evadir los sistemas de defensa enemigos, parece más un mensaje de fuerza que una herramienta de cambio estratégico en el campo de batalla. Este tipo de acción está diseñada para mantener a los adversarios en un estado de alerta constante, pero también subraya el aislamiento creciente de Rusia y la necesidad de demostrar que sigue siendo una potencia militar relevante.

Los límites de la ambición Rusa

Si bien Rusia ha logrado ocupar ciertos territorios en el este de Ucrania, el conflicto ha puesto de manifiesto los serios problemas logísticos, económicos y políticos que enfrenta el Kremlin. A pesar de su narrativa sobre la “desnazificación” y la “protección de las poblaciones rusófonas”, es evidente que Moscú no tiene la capacidad para sostener una guerra de larga duración sin pagar un alto precio interno. Esto podría llevar a Putin a conformarse con consolidar su control sobre los territorios ya ocupados, presentando esto como una victoria simbólica frente a Occidente.

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La llegada de Trump y el posible fin del conflicto

En el horizonte político, el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos podría ser un factor determinante para el desenlace de la guerra. Trump ha mostrado una postura crítica hacia el apoyo militar a Ucrania y podría adoptar una estrategia de negociación directa con Putin, enfocándose en una “solución pragmática” que podría incluir la cesión de los territorios ocupados a Rusia. Este escenario, aunque controvertido, podría marcar el fin de las hostilidades.

El carácter mediático de Trump también jugaría un papel importante. Al posicionarse como el “pacificador” que resolvió un conflicto global, Trump podría utilizar esta narrativa para fortalecer su legado político tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo, esto también dejaría a Ucrania en una situación precaria, obligada a aceptar una pérdida territorial significativa.

Reflexiones finales

La guerra entre Rusia y Ucrania ha demostrado los peligros de una política internacional basada en la intimidación y la fuerza bruta. Si bien el fin del conflicto podría estar vinculado a una negociación liderada por Trump, este desenlace también subraya la fragilidad del orden mundial y los sacrificios que las naciones pequeñas suelen enfrentar en el juego de las grandes potencias.

En última instancia, aunque la locura de Putin parece tener límites, las heridas dejadas por este conflicto serán profundas y duraderas, y el papel de los líderes internacionales en la reconstrucción de la estabilidad será fundamental.

Con información de diariofuentes.com