En los desfiles de este año se vuelve a abordar temas sociales y políticos, como las raíces africanas de Brasil, personajes emblemáticos de la samba o las tradiciones culturales de regiones desfavorecidas.

Con el esplendor de sus escuelas de samba, Rio de Janeiro celebra el domingo y el lunes su carnaval marcado este año por un mayor optimismo tras el cambio de gobierno y el fin de las restricciones de la pandemia por el Covid-19.

Mientras cientos de «blocos» callejeros continúan animando desde la semana pasada las calles con sus comparsas carnavalescas, las «escolas» ultiman los detalles de sus suntuosos desfiles en el Sambódromo.

«Siempre damos lo mejor. No tenemos horarios, trabajamos de madrugada. Todo para hacer al público feliz», dijo a la AFP Rogerio Sampaio, uno de los numerosos miembros de la escuela Viradouro que pasaron los últimos meses confeccionando disfraces en los galpones de la Ciudad de la Samba, en el centro de Rio.

La ciudad se entregará oficialmente a los brazos de la fiesta cuando el «Rey Momo» reciba simbólicamente este viernes las llaves de la ciudad de parte del alcalde, Eduardo Paes, quien define el carnaval como «el mayor espectáculo en la Tierra».

La Liga Independiente de las Escuelas de Samba (LIESA) espera un público de 100.000 personas por noche en el Sambódromo, contando los más de 70.000 espectadores que caben en el recinto y los integrantes de las 12 escuelas.

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Además de ser el primer carnaval sin restricciones sanitarias, es el primero desde que el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva asumió la presidencia, tras derrotar al ultraderechista Jair Bolsonaro, crítico de la fiesta.

Las agrupaciones tienen entre 60 y 70 minutos para desfilar por la Avenida Marqués de Sapucaí (nombre oficial del Sambódromo) e impresionar a los jurados, que analizarán categorías como tema del desfile, samba, batería de percusión, trajes y carrozas.

Policía vial de Brasil comienza Operación Carnaval 2023

La Policía Federal de Carreteras (PRF, siglas en portugués), aumentará las rondas y el patrullaje en lugares estratégicos, en especial en tramos concurridos y considerados críticos, en el que se reportan altos índices de accidentes o elevado número de infracciones de tráfico.

El carnaval es un período del año en que se observa un aumento significativo del flujo de vehículos y pasajeros en carreteras.

Con el retorno de las festividades, este año la expectativa es, según la PRF, imponer cifra de marca tanto de personas como de vehículos en circulación, lo cual obliga a conductores y transeúntes redoblar los cuidados, buscando la seguridad de todos.

«Los conductores deben conducir de forma moderada, realizar la revisión preventiva del automóvil antes del viaje, programar pausas para descanso, procurar informarse sobre el estado de conservación de las carreteras y también las condiciones del tiempo por donde va a pasar», sugiere la fuerza del orden en su sitio web.

Según la PRF, el combate a la embriaguez al volante, una de las mayores causas de accidentes en las arterias del gigante suramericano, será uno de los principales focos de la operación por medio de acciones educativas y de fiscalización.

«Es importante recordar que conducir bajo el efecto del alcohol reduce la capacidad de reacción del conductor, poniendo en riesgo la seguridad de todos en las carreteras…beber y dirigir son actividades incompatibles», alerta la policía.

Está previsto para el 23 de febrero la divulgación del balance final de la Operación Carnaval 2023.

Durante los seis días de acción el pasado año, 165 mil 319 personas y 132 mil 931 vehículos fueron fiscalizados en las carreteras federales por 16,8 mil agentes.

En total, se registraron 77 mil 832 evaluaciones: 10 mil 921 por adelantar en lugar prohibido y ocho mil 296 por conductores y pasajeros que no usaban el cinturón de seguridad. Fueron dos mil 551 autos de infracción para choferes bajo influencia del alcohol.